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11.6.11

Mi conversación insatisfecha




Hoy les quiero escribir sobre la importancia de una comunicación efectiva.
En mi trabajo me enviaron a tomar unos talleres de coaching gerencial, ustedes saben, para aprender a trabajar en equipo, relacionarme con mis compañeros y contrapartes, etc. Fue bastante interesante y en verdad aprendí a manejar muchas herramientas importantes para mi crecimiento profesional. Pero mi parte favorita de los dos días de taller, fue la de “Conversación”, nuestra coach, luego de darnos un intro sobre cómo debemos llevar una conversación, nos hizo escribir en un papel una “conversación reciente en la cual no hayamos quedado satisfechos”.
Lo primero que aprendí fue que de una conversación todos esperamos cosas distintas, unos esperan solucionar su problema, otros, salir victoriosos logrando sus objetivos y otros, como yo, sólo esperamos poder expresar todo lo que pensamos y sentimos sobre nuestro interlocutor.
Total que tomé mi papel y comencé a escribir, como estaba en un ambiente de trabajo lo hice sobre una conversación de trabajo…  y aquí se las escribiré –editando ciertos detalles por supuesto-:

“CONTEXTO: el ambiente de ----------- (mi trabajo anterior) el día de mi renuncia.
El pasado 31 de enero fue un día muy feliz, porque había llegado el momento de POR FIN renunciar a un trabajo que odié desde el primer momento; el ambiente, algunos de mis compañeros y las actividades en sí, me deprimían demasiado.
Así que llegué ese lunes por la mañana a mi oficina con la carta de renuncia bajo el brazo, una carta bajada de internet, porque se me dificultaba mucho escribir algo nice respecto al trabajo y el trato en esa organización, la carta tenía entonces una onda de distancia y respeto.
Entré a la oficina de quien fuera mi jefe (más o menos con esta cara :-D ) y se la entregué, él la leyó y sin decirme nada levantó el teléfono y llamó a la subdirectora (aquí había escrito muuuuuchas cosas que no puedo publicar en internet) la sentó a mi lado y aquí es donde comienza la conversación.
Comenzó preguntando el motivo de mi renuncia y yo sólo alcancé a decir “porque quiero explorar nuevos horizontes profesionales”… bueno, esto fue suficiente para que él se explayara durante una hora, no exagero fue UNA HORA, a en primer lugar, darme a entender que yo no había dado la talla para el trabajo que allí se realizaba (aquí también había escrito otras cosas que no puedo publicar en internet) y en segundo lugar, hacerme ver que yo no iba a lograr nada en la vida mejor que trabajar para él, porque no me lo merecía y porque nadie me iba a querer contratar –por supuesto yo no le había comentado que renunciaba porque había encontrado un empleo donde de verdad ejercería mi profesión, me relacionaría con mucha gente interesante, tendría jefes de mayor nivel y… me pagarían más del doble de lo que él pagaba -.
También comenzó a hablar mal de mi adorada U.C.V., pero como yo soy de las UCVistas que gritan y se cortan las venas por su universidad, preferí desconectarme de la conversación y pensar en la linda oficina que me esperaba en mi empleo nuevo y en todas las cosas que iba a aprender allí, ya saben, para evitar una gritería innecesaria, yo nada más quería terminar de recoger mis cosas y largarme.
Estaba en medio de mi viaje en el platónico topus uranus cuando una pregunta me hizo volver a la desagradable situación en la que estaba: “¿qué aprendió usted aquí?” instintivamente habría respondido “NADA (lo que escribí aquí tampoco puedo publicarlo en internet)” pero solamente alcancé a decir “mucha metodología y disciplina… y estoy agradecida por eso” –ERA MENTIRA-.”


Luego de eso vinieron un par de intercambios más, recogí mis cosas y me fui rumbo a la felicidad plena.
Esta conversación la compartí con mis compañeros de taller, y entre risas, porque yo a todo le pongo un toque de humor y muchos “¡qué bolas tiene ese tipo de hablarte así!!” aprendimos muchas cosas. La coach nos explicó la importancia de compaginar las “conversaciones internas” - lo que tenemos en la cabeza, que quisiéramos decir – con las “conversaciones externas” - lo que terminamos diciendo – y cómo en nuestro entorno profesional, emocional… o en la vida diaria, tenemos que cuidar que nuestras conversaciones internas no entorpezcan lo que al final terminamos diciendo, en esto se basa el éxito de la conversación, en tener el nivel de autocontrol y concentración necesarios para alcanzar el objetivo que teníamos al iniciarla.
Por ejemplo, lo que más me dolió de mi “conversación insatisfecha” fue el insulto a mi Alma Mater y a mis profesores – a quienes casi quiero como uno quiere a sus tíos -  y fue muy cobarde de mi parte apelar a la imaginación en lugar de pararme a defenderla con un simple “¿en qué se basa usted para decir eso? ¿va a hablar así de ellos sólo por una mala experiencia que usted tuvo?”… pero bueno, son lecciones de vida… estoy segura de que eso no me vuelve a pasar.
Así que ya saben, NUNCA dejen de expresarse, JAMÁS dejen de decir lo que piensan y sienten, NUNCA EN LA VIDA dejen que alguien quiera hacerlos sentir que son menos o que no merecen las cosas maravillosas que les pasan y sobre todo POR NADA DEL MUNDO permitan que alguien insulte sus valores y convicciones... esto, sumado a escuchar al interlocutor, es la fórmula para lograr una conversación exitosa.

Yura.
P.D.: ¡Ah! Mi coach es una excelente persona/profesional y se las recomiendo con los ojos cerrados, este es su website: http://www.athinacoaching.com